Estudios de Lingüística Aplicada

Pedro Martín Butragueño. Fonología variable del español de México. Volumen I: Procesos segmentales. México: El Colegio de México, Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios, 2014. 628 págs. (Cátedra Jaime Torres Bodet. Estudios de Lingüística, 17)

Por Edgar Madrid

Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa,

Departamento de Filosofía, Área de Lingüística

 

El estudio de las diferencias fónicas regionales tiene una larga tradición dentro del campo de los estudios del lenguaje, en especial si pensamos en la corriente de estudios dialectológicos que fue un área central dentro de la lingüística hispánica hasta hace unas pocas décadas. El surgimiento de la sociolingüística variacionista en los años sesenta del siglo pasado motivó un viraje lento pero significativo en la forma de abordar las diferencias que naturalmente se presentan en una lengua cuando se habla a lo largo de regiones geográficas de mayor o menor extensión. Es en este orden de ideas que Pedro Martín Butragueño se propone, en el volumen que ahora comentamos, presentar la variación fónica del español de México, con un análisis a fondo.

El que ahora nos ocupa es el primero de tres volúmenes; los próximos dos tratarán, respectivamente, sobre entonación y sobre aspectos fónicos de la palabra, tanto en su dimensión léxica como en su dimensión prosódica. Este volumen inicial está integrado por cinco capítulos. En el primero, Martín Butragueño presenta lo que, a su parecer, deberían ser los fundamentos de una fonología variable. El autor encuadra su trabajo dentro de lo que denomina como lingüística realista, la cual se plantea un estudio del lenguaje con base en datos obtenidos en contextos naturales más que en datos de laboratorio u obtenidos por medio de la introspección; asimismo, dicho enfoque centra su atención en la observación de los hablantes y la interacción entre ellos, además de que toma como objeto de investigación la comunidad de habla antes que considerar las lenguas como objetos aislados, o bien la competencia lingüística de individuos idealizados. En este sentido, los datos con los que trabaja el autor provienen de cinco fuentes distintas: el Atlas lingüístico de México (alm),1 del cual toma gran parte de los datos que presenta para su análisis; El español en México. Estudios, mapas, textos (EEeM);2 el Corpus sociolingüístico de la Ciudad de México (cscm),3 y el Corpus oral del español de México (coem),4 los últimos dos dirigidos por el propio Martín Butragueño, además de algunos datos grabados en condiciones de laboratorio.

Respecto de la base teórica que sustenta la Fonología variable del español de México, el autor expone un conjunto de argumentos acerca de la inconveniencia de los diversos enfoques que, a lo largo del desarrollo de la lingüística, han intentado abordar el análisis fonológico tanto sincrónico como diacrónico, y su conclusión es que una fonología aceptable sería aquella que pudiera dar cuenta tanto de los hechos categóricos como de los hechos variables. Después de analizar diversos enfoques teóricos que sobre los fenómenos fónicos se han propuesto durante las últimas décadas, Martín Butragueño cree encontrar en la Teoría de la Optimidad (to) el instrumento teórico necesario para la formalización de la variación fónica que constituye su materia de trabajo, en vista de que el sistema de restricciones en el que se basa la to tiene la capacidad de adoptar la flexibilidad necesaria para dar cuenta de los hechos variables, en especial si se piensa en la versión estocástica de la to. Así, para el estudio de los fenómenos de variación en el español de México, el autor adopta lo que denomina como un acercamiento optimal probabilístico, esto es, “el planteamiento de generalizaciones fonológicas a partir del examen de datos cuantitativos proyectados por medio de probabilidades logísticas o de frecuencias” (p. 108). De hecho, para Martín Butragueño el objetivo central es el desarrollo de un modelo multidimensional explicativo de la variación y el cambio lingüísticos, el cual se basaría en una serie de premisas fundamentales acerca de la explicación del cambio fonológico, y tendría como ejes conductores cuatro hipótesis acerca de la variación lingüística, la más importante de las cuales señala que “toda variación lingüística tiende a ser aprovechable socialmente por cada individuo” (p. 112).

En el capítulo 2, “Cuestiones vocálicas: el espejismo de la estabilidad”, el autor realiza el análisis espectrográfico de ejemplos de las vocales del español mexicano utilizando habla de laboratorio y compara sus resultados con trabajos previos, tanto en lo que se refiere a la tonía intrínseca como a la estructura formántica. No obstante, también analiza lo que ocurre con las vocales en contexto. Toma como base material del cscm para obtener las medidas de los formantes F1 y F2, a partir de cinco casos tónicos y cinco átonos en ocho informantes. Los resultados muestran que, en el habla espontánea, las vocales tienden a la centralización y las realizaciones de cada uno de los timbres vocálicos de la lengua despliegan un mayor grado de dispersión. En el caso de los hablantes masculinos, Martín Butragueño encuentra que muestran una mayor tendencia a agrupar las vocales, de modo que establecen menos diferencias entre las vocales medias y las vocales altas, lo que a su vez redunda en un mayor grado de centralización. A la vista de estos resultados, concluye que es necesario plantear un enfoque variacionista si es que se quiere conseguir una imagen más realista de los hechos lingüísticos.

Por otra parte, Martín Butragueño también aborda el conocido fenómeno del debilitamiento vocálico a partir de los datos del alm. El autor se fija el objetivo de reexaminar la distribución geolectal de las variantes vocálicas debilitadas y realizar una proyección social de las mismas. Por otro lado, en lo que respecta al aspecto acústico del debilitamiento, recalca la necesidad de un estudio acústico detallado para el español de México. El autor hace un análisis preliminar al respecto, si bien los datos con los que trabaja resultan complejos y dispares en lo que se refiere a parámetros acústicos como la intensidad y la duración; sin perder de vista esta dificultad, se presenta un reanálisis de la información contenida en los respectivos mapas del alm, en los que se considera el debilitamiento en tres contextos segmentales: previo a /s/ final [Vs#], final después de /s/ [sV#] y final después de cualquier otra consonante [CV#]. Martín Butragueño enfrenta el problema del poco detalle fonético que proporcionan los mapas del alm, de modo que para el análisis construye una base de datos en la que registra la frecuencia de cada una de las variantes vocálicas documentadas (cuatro en total: vocal plena [V], vocal levemente debilitada [V], vocal fuertemente debilitada [(V)] y vocal elidida [Ø]). El autor encuentra, a grandes rasgos, que más de 90% de las vocales registradas en el alm son vocales plenas, en tanto que 6% aparecen como levemente debilitadas, 2% como fuertemente debilitadas y las elisiones no rebasan 1%. Si bien estos resultados no son precisamente llamativos, Martín Butragueño señala que el aspecto más interesante de los datos del alm es la concentración del debilitamiento en ciertas áreas geográficas, en ciertos grupos sociales y en ciertos estilos de habla. El análisis de los datos del alm muestra que el contexto Vs# es el que más favorece el debilitamiento, aunque no se puede establecer del todo una tendencia regional, excepto en el sentido de que las localidades donde se registra el fenómeno en su versión más fuerte son las del centro del país, y se nota una tendencia mayor en hablantes masculinos con menor nivel de instrucción escolar. Por otra parte, debemos señalar que, al terminar la lectura del segundo capítulo, surge una cuestión que inevitablemente llama la atención: ¿por qué se habla de un ‘espejismo’ en la estabilidad en el sistema vocálico del español de México? Si bien el cúmulo de datos con los que el autor trabaja muestra una considerable variación en la realización de las unidades vocálicas, estas no dan muestras de estar moviéndose hacia un cambio claramente fonológico.

En el tercer capítulo, “Obstruyentes oclusivas: tensión y relajamiento como motor de la variación fónica”, Martín Butragueño presenta un panorama de la situación que guardan las obstruyentes /p, t, k/ y /b, d, / en lo que respecta a sus correspondientes realizaciones. El autor hace una recopilación de datos de estudios previos, en los cuales se reporta la presencia de oclusivas sordas aspiradas y glotalizadas, sonoras y sordas alargadas en algunas regiones como Yucatán, y cierta tendencia al reforzamiento de las oclusivas sonoras sobre todo en el sureste del país. Se presenta, asimismo, la situación reportada en EEeM acerca de las realizaciones de las oclusivas sonoras intervocálicas. En el caso de /b/ parece haber dos áreas claramente definidas, pues en el sureste predominan las realizaciones oclusivas, mientras que en el resto del país las realizaciones aproximantes son las que predominan. La situación de la coronal /d/ es más compleja, pues las realizaciones van desde la plenamente oclusiva (sureste) a las realizaciones aproximantes [] y [] (en la mayor parte del país) y la elisión total (principalmente en el noroeste). La velar // sigue el patrón de las oclusivas labial y coronal. Y en lo que respecta a la situación de las obstruyentes en coda silábica, la tendencia parece ser a la conservación de los grupos consonánticos, si bien se documentan vocalizaciones en algunos puntos de la república.

La única africada del español, /t/, es objeto de un análisis aparte, y toma como base los mapas analíticos del alm a partir de los cuales Martín Butragueño hace un submuestreo que arroja como resultado cuatro variantes en la realización de la africada: una con oclusión fuerte [t], una oclusión media [t], una con oclusión breve [t] y una con realización fricativa [], además de cuatro puntos de articulación que van desde el postalveolar al alveopalatal, lo cual da como resultado una gama de trece alófonos encontrados en el material examinado, de los cuales predominan aquellos que incluyen un momento oclusivo. Por medio de un análisis cuantitativo probabilístico, el autor encuentra que las variables que más parecen influir en la distribución de las realizaciones de la africada son la zona dialectal (centro-este, sureste, centro-oeste, noroeste y noreste) y el contexto segmental previo (V_, n_, l_, _ ).

El cuarto capítulo se titula “Las obstruyentes fricativas como fuente de variación geográfica y social”. Respecto de la labiodental /f/, Martín Butragueño toma como punto de partida las realizaciones de la palabra fin en EEeM para destacar la existencia de dos alófonos, uno propiamente labiodental [f], encon­trado principalmente en las zonas del centro y centro-norte, y uno bilabial [ɸ], extendido de manera más general a lo largo del país. Por su parte, la coronal /s/ recibe un estudio más exhaustivo que los demás segmentos. A partir de los datos del mapa 26 del alm, el autor identifica 56 realizaciones diferentes, de las cuales las articulaciones dorso-alveolares y las lámino-alveolares son las más frecuentes. Con base en lo anterior, elabora una proyección cuantitativa y probabilística que le permite cimentar un modelo geolingüístico y establecer una sistematización de la gran variación fónica documentada para la fricativa en cuestión. El autor pone a prueba varios modelos de análisis y establece, a muy grandes rasgos, una zonificación (no categórica) de acuerdo con la cual la enorme variación fónica de la /s/ se reparte en tres zonas: norte, centro y sureste.

En cuanto a la palatal //, el análisis de Martín Butragueño toma como base los mapas analíticos del alm, a partir de los cuales obtiene una muestra aleatoria de 1738 datos, mismos que le sirven al autor para elaborar, de nuevo, un análisis cuantitativo probabilístico. Más de una tercera parte de los datos corresponde a aproximantes cerradas palatales del tipo [], el otro tercio corresponde a aproximantes abiertas tipo [j] y una cuarta parte corresponde a realizaciones africadas del tipo []. Se hace presente también un porcentaje muy bajo de variantes fricativas, cambios fonoléxicos y elisiones, las cuales ocurren sobre todo después de vocal. En términos geográficos, las zonas que favorecen las realizaciones aproximantes cerradas son la centro-oeste y la centro-este; estas también son favorecidas por ciertos contextos segmentales (inicio absoluto, después de [s] y vocales altas). Las aproximantes abiertas son más favorecidas en las zonas sureste y noreste del país, y en contextos en los que precede una vocal no alta. Las variantes fricativas postalveolares tipo [] se ven más favorecidas en la zona centro-este y la presencia de una [s] previa. Es de notar que, para la fricativa palatal, el autor no hace precisiones respecto de su distribución sociolectal y considera que su distribución obedece más bien a reglas del tipo neogramático (es decir, categóricas).

Por último, respecto de la dorsal /x/, Martín Butragueño trabaja también con los datos del alm, de los que extrae una amplia variedad de alófonos, los cuales agrupa en tres grandes grupos: las velares (que incluyen realizaciones esporádicas palatales y uvulares), las faríngeas y las laríngeas. De los 5929 datos extraídos del alm, encuentra que las realizaciones velares de /x/ son las más abundantes (más de 60% de los casos), seguidas de las faríngeas (23%) y las laríngeas (12%). El análisis cuantitativo probabilístico indica que la variable más importante que influye en la distribución de las variantes de /x/ es la zona dialectal preestratificatoria, de modo que las variantes velares son favorecidas por las zonas centro-oeste, el noroeste, el noreste y el centro-este; las variantes faríngeas son favorecidas por el sureste, así como por el noreste y el noroeste; las formas laríngeas, en cambio, son favorecidas sobre todo por el sureste. El contexto segmental previo tiene una influencia decisiva también, pues las velares se ven favorecidas por la presencia de una consonante o una pausa previa. En cuanto a los factores sociales, las variantes velares tienden a ser favorecidas por los hablantes de mayor nivel sociocultural, así como por los hablantes más jóvenes.

El quinto y último capítulo del volumen se titula “La estructura variable de las consonantes resonantes”. De las nasales, lo más sobresaliente es el comportamiento de /n/ en final de palabra, sobre lo cual Martín Butragueño comenta la información que al respecto contiene EEeM (tres mapas con las realizaciones de los ítems léxicos cajón, tapón y fin); la realización alveolar de la nasal es predominante en el norte y el centro del país, no así en el sur y el sureste, zonas en donde aparecen también, con relativa frecuencia, labiales, velares y elisiones. Respecto de la lateral /l/, el autor encuentra poco de relevancia, no así en lo que se refiere a las vibrantes o róticas, de las cuales lo más llamativo es el fenómeno de la asibilación; para abordar este último, toma como base los datos del cscm y el estudio de palabras aisladas en condiciones de laboratorio. Entre los resultados más sobresalientes está el hecho de que son los grupos sociales de mayor edad los que favorecen la asibilación, particularmente los hablantes del sexo femenino y, en el contexto segmental, la posición previa a una pausa. La comparación con los datos obtenidos por otros autores en décadas pasadas, le permite a Martín Butragueño plantear el desarrollo de un cambio en tiempo aparente en el que la frecuencia en asibilación de las róticas parece haber alcanzado su auge en las décadas de 1960 y 1970, pero después el fenómeno parece haber entrado en un notorio proceso de retracción. Los líderes de ese cambio, apunta el autor, habrían sido las mujeres de estratos socioeconómicos medios; por el contrario, las generaciones más jóvenes parecen no haber continuado con la tendencia asibilatoria.

De manera general, podemos decir que en el primer volumen de Fonología variable del español de México, Pedro Martín Butragueño nos presenta una visión muy amplia y detallada acerca de las realizaciones de cada una de las unidades del sistema fonológico de la lengua, dentro de una proyección que incluye no solo la dimensión articulatoria, sino también, por supuesto, la dimensión geográfica y la social. Resulta evidente la disparidad en lo que se refiere al origen de los datos que sirven para el análisis, pues estos van, como vimos, desde las entrevistas sociolingüísticas realizadas con una metodología contemporánea hasta datos de encuestas dialectológicas cuya concepción y objetivos no eran necesariamente paralelos a los de la sociolingüística variacionista. Sin embargo, es indudable que la obra contribuye a sentar las bases de una aproximación completa –y compleja– al estudio del cambio y la variación fónica. Dicha aproximación estaría, como se puede apreciar en los planteamientos que el autor hace al inicio del volumen, sustraída en lo posible de la trivialidad intrínseca a los modelos fonológicos abstractos en boga durante las décadas recientes.

 

notas

 

1 Juan M. Lope Blanch (dir.) (1990-2000). Atlas lingüístico de México. 6 vols. México: El Colegio de México / Universidad Nacional Autónoma de México / Fondo de Cultura Económica.

2 Manuel Alvar (2010). El español en México. Estudios, mapas, textos. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá / Fundación Comillas / La Goleta Ediciones.

3 Pedro Martín Butragueño y Yolanda Lastra (coords.) (2011-2012). Corpus sociolingüístico de la Ciudad de México. 2 vols. México: El Colegio de México.

4 El Corpus oral de español de México es un proyecto que dirige Pedro Martín Butragueño en El Colegio de México; esta obra no se ha publicado hasta el momento.

 

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